Rocío Jurado
1. SU LUCHA POR EL TRIUNFO
Desde muy pequeña, quería ser ya artista. Le gustaba que todos la miraran cuando cantaba canciones de la época o cuando montaba obras de teatro en algún corral con su pandilla de amigos.
Sin embargo, su dedicación a la música no iba a ser un juego de niños ni tampoco un camino de rosas. Tuvo que sufrir los pinchazos de muchas espinas: la oposición familiar, el hambre, las privaciones... Pero era tal su deseo de llegar a ser alguien en el mundo artísitico, que nada de ello la detuvo. Incluso ahora, que ya está definitivamente en la cumbre, afirma que volvería a empezar de nuevo, sabiendo que, aunque son muchos los sacrificios y sinsabores también es grande la recompensa de un público fiel que la anima y aúpa en sus actuaciones y que vibra, se emociona y siente con todas y cada una de sus canciones.
Rocío no hay duda, es diferente, es única y este estilo propio junto a esa voz inimitable que recorre con igual maestría baladas, rancheras o bulerías, la han conducido al lugar que ocupa hoy día por derecho propio, por auténtico mérito ganado a pulso.
Es una trabajadora infatigable y una profesional como la copa de un pino y lo demuestra en todos sus trabajos.
En su vida privada Rocío es tierna y apasionada, muy amiga de sus amigos, gran compañera que admira y respeta a todas las que, como ella, tienen el valor demostrado de subirse a un escenario. Enemiga de los dimes y diretes, jamás ha entrado en polémicas con otras artistas. Al contrario, ha sabido metérselas en el bolsillo con ese salero y esa gracia que Andalucía otorga tan sólo a algunos de sus hijos predilectos.
Amante de la familia, sólo aspira a cohesionar a los suyos de la misma forma que lo hizo su abuela materna, personaje a quien siempre ha admirado.
Su hija, lo más importante, lo único que verdaderamente vale la pena y por lo que sería capaz de todo. Sólo lamenta no haberle podido dar un hogar unido, como el que ella vivió en su niñez, con unos padres como los suyos que se amaban con locura. Por ello se empeña en mantener una buena y amistosa relación con su ex-marido, Pedro Carrasco, para que su hija no tenga que sufrir aún más por esta separación.
Artista de una pieza, ha sabido asumir la madurez personal y artística y espera tener la suficiente sabiduría para llegar a la vejez y disfrutar también de esa última etapa de la vida.
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