ROCÍO - DIME COMO ES EL CIELO
 




AQUELLA NOCHE CEDIÓ CANSADA DE AGARRARSE A LA ROCA DE LA VIDA,
SE TRONCHÓ EL CLAVEL ROJO, 
FUE EL ÚLTIMO "AYÚDAME" Y EL MÁS SINCERO... LLÉVAME SEÑOR CON MI VIRGEN MORENITA
 
 
 




 




Dicen que los duendes se miraban mudos y exhaustos por el dolor, el toro de la muerte apareció sediento y de nada sirvieron las medias verónicas y las muletas. Era el fin de un pacto firmado por los avatares de esta vida, dura y fría como el mármol.
 
El polvo de sus alas de aquella mariposa chipionera que iba repartiendo dulzura por cada rincón de su pueblo había desaparecido, sus dos grandes abanicos estaban rotos, cansados ya de remontar el vuelo una y otra vez.
 
Todo se tiñó de negro azabache en unos segundos, el faro se volvió anarquista señalando al cielo sin auxiliar a la costa. La arena a merced del levante corría queriendo recordar los lugares donde ella se sentaba, para perderse en el horizonte. la mar se hizo lágrimas, las algas crespones negros.
 
Las gaviotas se concentraron a los pies del Santuario mientras que su Virgen negra acariciaba su frente ya fría. El amanecer se contenía rebelde creando sombras dantescas, el oleaje cesó como si jamás quisiera hacer de nuevo encajes. el campo se tornó triste y pálido.










 
Se nos iba la más grande, como así lo vaticinó Imperio Argentina. La embajadora de un pueblo que la quería como suya. Lloró la flor cortada, las veletas y los barcos de pesca, lloró la fruta, el arrope y el eco de su voz encerrado en el Humilladero, lloró el azúcar del moscatel añejo, lloraron las ventanas que miran al mar, lloraron las conchas recordando a su diva.
 
Se nos va la gratitud hecha persona empañada por el rocio de la mañana, se nos fue el velero de nuestra alegría y se nos fue la sonrisa amplia.
 
Pero su voz quedará para siempre, progonado su resurrección en cada canción. Su siembra agarró bien y sus melodías volverán a nacer cosecha tras cosecha.
 
Y ... bajarás en los atardeceres de Villacañas asida al gran astro.
Te veremos en las sonrisas de tus hijos, en la nostalgia de los corrillos de tus amigos, cuando recemos en Regla, en las buganvillas y en los pétalos de las flores de tu pueblo y te oiremos en las caracolas encalladas en los corrales.
 
Por eso y solo por eso, cualquier día de los que tu bajes te preguntaré;


¡ Rocio.. dime como es el cielo !
 


 
Alejandro Ollero - Texto extraido de la revista "La Orilla"












HOMENAJE FOTOGRÁFICO A ROCÍO JURADO Y SU PUEBLO

Revista 'La Orilla' - Verano 2006






















 
 
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