Hasta entonces Rocío Jurado no había cosechado ningún fracaso digno de mención. Pero en 1882 se empeñó en grabar un doble álbum, "Ven y sígueme", junto a Manolo Sanlúcar, autor del proyecto y director musical, y Juan Peña "El Lebrijano". Estaba concebido en dos partes.

En una se reflejaban los cantes festivos de un grupo de gitanos en un mercadillo, uno de lo cuales recibía un mensaje de Cristo. La segunda parte establecía un paralelismo evangélico con la pasión y muerte de Jesús, a través de ese elegido, llamado Mateo.

El ambicioso disco llevaba diversos cantes, coplas y romances andaluces, cantes navideños, tanguillos, cante jondo, bulerías por soleá, aires de Huelva y peteneras. Si estás últimas traen mal fario, aquí se cumplió la superstición porque el disco, pese a su calidad manifiesta, se vendió poco.

Para paliar ese traspiés, su compañía discográfica lanzó un año después, en 1983, un segundo volumen de "Canciones de España"

Apostando de nuevo por la copla clásica de la postguerra: "Limón, limonero", "Me embrujaste", "Y sin embargo te quiero", "Carceleras del puerto", "Lola la piconera", "Cinco farolas", "Olé, catapúm!", "Romance de la otra" y "Cría cuervos".

Luis Sanz , gran promotor artístico, se encargó de la dirección de ambos álbumes de coplas, consiguiendo un óptimo resultado.








         


         








www.lamasgrande.es