4º PARTE - POR ANTONIO BURGOS
 



28 de octubre 2006


El auditorium de Sevilla, inagurado en su día por Rocío Jurado, con motivo de la Expo 92, recibe el nombre de Rocío Jurado.



ROCÍO JURADO EN SU AUDITORIO








El escenario, que ella estrenaba, llegaba calculo yo desde la estación de Brenes al cruce de Las Cabezas. Y eso, sin exagerar. No he visto un escenario más grande en todos los días de mi vida. Hablo del auditorio de La Cartuja, que fue como el bando sonoro de la Expo en la Sevilla que acababa de derribar la tapia de la calle Torneo. Y siendo el escenario tan grande como era, y teniendo el auditorio aquella colina que la llamaban así porque quienes la construyeron tomarían por loco al que le pusiera el "no hay billetes", fue que llegó Rocío y lo llenó todo con su voz. La más grande era mayor aún que el escenario del auditorio. Midió su inmensidad con la vara de platino de la verdad de su voz.




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Rocío, aquella noche en que inauguró el auditorio de La Cartuja, traía por dentro las duquelas negras, un catálogo de penas y quebrantos. Pero, hijo, fue salir al escenario inmenso y acabó con el cuadro. Hasta con el propio cuadro de sus penas. Estuvo estrictamente perfecta. Fue de La Niña de los Peines a Mahalia Jackson pasando por Chipiona, ay, qué no daría yo por empezar de nuevo, Rocío, a oírte a la vera del agua del río. Estuve allí. Le escribí una cosita al día siguiente, donde contaba esto, el arte que tenía, su oficio, qué tablas: más tablas que un aserradero de los bosques de Noruega. Y como andaba chunga de duquelas, aquel artículo sobre su éxito cartujano, sobre cómo había pintado palanganas color de coplas, le levantó el ánimo y le llegó al alma. Me llamó y me dijo:

- Mira, a mí esto que me has escrito, como me ha venido en un momento tan malo de mi vida, no se me va a olvidar nunca. Y ya verás cómo te lo voy a ir demostrando...





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Lo cumplió. Por ésta. En la inauguración del auditorio a mí me toco la lotería de la amistad de Rocío Jurado. Vinieron luego canciones que hicimos juntos, viajes a Los Ángeles para grabarlas, risas, Cádiz, Sevilla, Madrid, visitas a mi alfayate cuando enfermó, recuerdos de la común cosecha de años infantiles, la radio de cretona en nuestra memoria, más risas, con los anuncios de Corsetería La Modelo, de Casa Rubio, de Venta Maribal en Rota, de Norit el Borreguito. Mucho Norit el Borreguito, que Rocío la pobre me siguió cantando por teléfono hasta sus días finales. Llamaba a José para preguntar por ella, me respondía con un dolor, y me pedía luego:

- Te la voy a pasar, qué tu la pones a cantar lo de Norit el Borreguito y le levantas el ánimo mejor que una medicina...

 

Menos el anuncio de Norit el Borreguito, y porque no se lo propuso, Rocío lo cantó todo en el auditorio de La Cartuja. Noches de gloria de la Mohedano en "Azabache", tan guapa, con el pelo planchado, con un clavel rojo sangrando en la boca.




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Días de recitales inolvidables. Aquella noche de pañuelos blancos en que estrenó el pasodoble a su novio Ortega Cano: "Va por usted mi pasodoble,/va por usted, torero..." ¿Y la noche de la Saeta de Serrat? ¿Dónde me dejan a la Rocío del auditorio la noche que cantó la Saeta de Serrat? De Sevilla. De su corazón de creyente. Proyectaron una Cruz sobre el escenario y yo no he visto (desde aquel recuerdo del ayayayay macareno a la Esperanza de la coronación) una saeta mejor cantada en mi vida. Rocío no la olvidó nunca. Ya apagándose como una lamparilla, la última tarde que la visité en su casa de La Moraleja recordó aquella saeta. La evocó en la banda de la hermandad de Los Gitanos, tras el Señor de la Salud, entrando en La Campana con las claras del día. Me dijo, llena de Esperanza de terciopelo verde:

- Yo tengo que hablar con la hermandad de Los Gitanos porque esta Madrugada quiero que cuando entre el Cristo en La Campana y la banda esté tocando la Saeta de Serrat, yo se la vaya cantando desde el balcón de tu hermana Pilar.
Hoy, en La Cartuja, donde un día, montados en un trenecito turístico con las hermanas Reina y con sus cabales, la oí bordar lo de "pintor de loza, mi alma, pintor de loza", sonará seguro esa saeta. La cantará Rocío desde el auditorio que, ya con su nombre, es como un balcón que tiene alquilado en el cielo de Sevilla.

 

 






10 de diciembre 2006


Televisión española emite una gala como celebración de su cincuenta cumpleaños, en la que la cantante Rosa López hace un duo virtual junto a Rocío Jurado del tema 'Como una ola'.


EL DUETO CON DON NICETO




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Las psicofonías no quedaron en aquellas cintas que los ufólogos, parapsicólogos y argumosas varios grababan con las voces de la Raimunda en el Palacio de Linares, hogaño Cabo Kennedy para el lanzamiento de negocietes de los intelectuales orgánicos del régimen. Seguimos en la España de las psicofonías. Aquí todo consiste en no dejar a los muertos en paz. Tener un buen muerto es como poseer un paquete de acciones del Ibex 35. Por no hablar de los muertos de los dos bandos de la guerra civil, en la que todavía, qué pena, cuando todo estaba olvidado por la suprema reconciliación de la Transición, resulta que los que vienen de enterrar a Calvo Sotelo se siguen cruzando con los que vienen de enterrar al Teniente Castillo, triste Almudena de sesión continua. En la que, por cierto, sé yo de un tío que se ha hecho mucho más rico potrico de lo que era publicando esquelas de los fusilados por los rojos en Paracuellos del Jarama. Anda que no son rentables ni nada los muertos en España...

España es el noveno país industrial del mundo no por los coches de patente extranjera que fabricamos para la exportación, sino por la Industria del Centenario del Muerto Importante. Esto es como un constante Día de Difuntos, donde si sales de los hijos secretos de un famoso muerto es porque te meten en los amantes públicos y conocidísimos de una popular extinta. En España, el país de los grandes entierros, hasta que no te mueres no eres nadie. Y si eres alguien al día siguiente de tu entierro, ni te cuento en el cabo de año, o en los centenarios, cincuentenarios y sesquicentenarios. Eso es un dinero.

Pero nada como la moda de las repugnantes psicofonías con los cantantes muertos. Puse la otra noche TVE y emitían uno de esos horrores sin museo a los que llaman galas. Vi con tristeza que sonaba el «standard» más conocido de mi querida y recordada Rocío Jurado: «Como una ola». Iba a hacer lo que siempre cuando sacan una grabación de Rocío por televisión: cambiar de canal. No resisto verla. Me resisto a creer que ha muerto. Para mí sigue estando viva, y me parece que voy a descolgar el teléfono y voy a oír el eterno surtidor de su risa... «Y una fuente enmedio con un surtidor», ¿no? Bueno, pues el surtidor y la fuente de ese patio salpicao de flores de «Rocío, ay, mi Rocío» es la risa chipionera de la Jurado.

A lo que iba. Que pongo TVE, sale un escenario, sobre el escenario una pantalla y en la pantalla, como en lo de Sevilla, la casa, la ventana y la niña, el ay, corazón de La Voz de Rocío cantando «Como una ola». Mas para mi perplejidad y el revuelto sin espárragos de mis tripas, resulta que no es que rindan homenaje a Rocío proyectando el vídeo de su canción en algún recital memorable, sino que una niñata (pelada entre lo garsón y la rata que iba recogiendo colillas por la calle Las Sierpes) se pone como todas (y todos) a hacer una rentable psicofonía con la Jurado, ¡atreviéndose a cantar a dúo con ella el Como una ola»! ¿Pero quién es esta niñata para atreverse a cantar con la difunta Rocío, a estropear el recuerdo de la perfección de su canción? En España todo vale para meter cabeza en los Cuarenta Principales. Para que un disco suene, no sólo se hacen grabaciones de dúos y duetos, a modo de cameos musicales, con un famoso que se presta. Es que a los muertos se les toma por el pito de un sereno y cualquiera se atreve a entrometer su voz por medio de una grabación clásica, que está en el recuerdo de todos los que la escuchan. Aparte de una utilización lamentable de los difuntos, me parece una falta de respeto para la obra de arte, un atentado contra el Patrimonio Artístico. Igual que si se le pintaran unos bigotes a Las Meninas o un bikini a la Maja Desnuda de Goya. Y algunas hay que en esta moda de los dúos con los difuntos hasta se atreven a mercadear con las canciones monumentos nacionales de sus señoras madres.

Y si todo al menos quedara en la canción... Pero la moda de los duetos con los difuntos es tan fuerte que ahí tienen al tío: Rodríguez Zapatero ha cogido la letra de la Constitución de 1931 y quiere grabar un dueto con la voz de ultratumba de don Niceto Alcalá Zamora. «El dueto con don Niceto» suena a lo que en verdad es esta moda de rentabilizar a los muertos, manipulándolos: una macabra chirigota.









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